Un brindis por Tai Tzu Ying y Carolina Marín. Una gran Carolina Marín en el primer y tercer juego, no puede con la Nº1 del mundo -también excelente- en un épico final en el tercero: 14-21, 21-8 y 21-19.
Burbuja de Bangkok, BWF World Tour Finals.
19-19.
Tercer y definitivo juego, 55 minutos de partido disputados y 102 rallies después.
Tai Tzu Ying y Carolina Marín, primera y sexta de un ranking BWF de individual femenino paralizado por la pandemia desde marzo de 2020, se disponen a jugarse el título de «Maestra» en tan solo 2 puntos.
Tras los aperitivos del YONEX Thailand Open y el TOYOTA Thailand Open, y por tercera vez consecutiva en las últimas tres semanas, en el mismo escenario y poco antes de la hora del vermú en nuestro país, Tai y Carolina, más a cara de perro que en otras ocasiones, se disponen a beberse en apenas dos sorbitos y unas patatas fritas otra final, otro título: BWF World Tour Finals, el colofón de la BWF a su temporada.
Uno que a la española aún le falta en las estanterías de su Huelva natal.
El mismo que la taiwanesa necesita, como el aire por el que vuelan los volantes, conquistar tras 2 finales consecutivas de Super 1000 perdidas en 15 días en esa pista.
¡Guau!
Si no lo has visto, vete a buscar en BWF TV este tercer juego del BWF World Tour Finals. En mi opinión, de lo mejor que hemos visto a estas ya dos leyendas del bádminton femenino, en su head to head particular.
19-19, último juego.
Primera presencia de Carolina bajo este formato (antes Super Series Master Finals). Oportunidad de oro para seguir haciendo historia.
20 títulos internacionales BWF en su raqueta.
Un final épico para un BWF World Tour Finals.
Al inicio de cada juego de la edición 2020 del BWF World Tour Finals, Tai Tzu Ying llega como si no existiera un mañana. Ni rastro de su triste y reciente pasado de finales ante Carolina Marín.
Avasalladora, trata de avanzar cuanto antes. Quizá para salir volando de esa asfixiante atmósfera de un mes enclaustradas en la habitación de un hotel de Bangkok.
O quizá para escapar del agobio que hace difícil también a una Nº1 respirar pensamientos positivos, tras dos derrotas consecutivas ante la misma rival en los dos primeros torneos de este extraño competitivamente 2021.
En especial cuando ya ha empezado una lucha psicológica entre ambas por las medalla de oro con Tokio 2021 y un Mundial en Huelva en el horizonte, hipotéticamente.
Y mientras, Carolina, vísteme despacio que tengo prisa.
5-2, 9-2 y 4-2, con Caro siempre a remolque. Arrinconada por los golpes de la taiwanesa en el rectificado de revés. La táctica está clara. La estrategia, empujar a la española al fondo de la pista para terminar dominándola con su muñeca y su fantasía en el juego de red y media pista.
Enganchada a la confianza en su rodilla derecha, a la seguridad en su estado de forma y al trabajo técnico previo a los torneos tailandeses, Carolina no solo recupera el marcador el en primer juego, sino que lleva a Tai a buscar en exceso en el rincón de su entrenador golpeos más efectivos.
Vista la solvencia de Carolina ante las dificultades planteadas por Tai durante el primer acto, nada hacía presagiar su debacle del segundo juego.
Tan desenvuelta se ha visto Carolina Marín que su cabeza ha regresado al encierro del hotel. Lo advierte su rival, que a su forma habitual de entrar en los juegos le añade una marcha más. Más cabeza, más spin en el juego de red y más juego al rectificado de revés de Carolina. Hasta que la onubense dice basta:
«Tú y yo nos jugamos el título en el tercero».
Una final de BWF World Tour Finals de tan solo un juego.
Con el marcador empatado a un juego, el optimismo se declara en Tai Tzu Ying. Muy afanada como siempre en el arranque y celebrando a gritos y puño cerrado los puntos como Carolina. Y esta, de vuelta del hotel, de nuevo vísteme despacio que tengo prisa.
El tercer juego nos devuelve a una final estupenda. De un juego.
A día de hoy, para mí, las más firmes candidatas al oro de Tokio (si es que has Olimpiada y con permiso de An Se Young, Chen Yu Fei y Pusarla V. Sindhu), vuelven a sellar un espectáculo magnífico de bádminton.
Vuelve la finura del primer juego. Tai, cruza que te cruza y al rectificado de revés. Carolina, remates al cuerpo y emulando la muñeca de Tai como en el rally de 25 golpes para el 8-9.
Los más que exagerados gritos de victoria de cada jugadora hasta el intercambio, especialmente de Carolina Marín, delatan la tensión en aumento y la trascendencia de lo que se están jugando volante a volante.
Un remate a la red de Carolina para el 13-16 hace revivir anímicamente a una Tai que no encuentra en el rincón de su entrenador lo que necesita.
Está en su muñeca.
Y en su cabeza.
Porque con 18-19 y 19-19 Tai Tzu Ying juega dos drops descomunales desde la línea de fondo del cuadro de recepción de saque de dobles, con la confianza de quien está empezando un partido y sin sentir la presión de alguien que estaba a 4 puntos de un título cuando su oponente está tan solo a dos.
Confianza de sobra para jugar una gran final de tan solo dos puntos en la final de toda una BWF World Tour Finals.
Esto es lo que más he echado en falta hoy en los útlimos rallies de partido de Carolina Marín. Como me ha dicho Tomás García-Serrano (@GarciaTomas72) seguidor desde niña de Carolina Marín, comentarista de SER Huelva, Monitor BWF ShuttleTime y colaborador de Power Bádminton:
«Se le ha encogío el brazo. Todo lo contrario que Tai, que ha tenido unos ovarios muy gordos para hacer lo que ha hecho estando como estaba por debajo en el marcador».
Confianza ciega en su juego para llevar la iniciativa, jugar agresiva y convicción en sus posibilidades (también en el segundo juego, cuando enseguida se ha dejado ir después de lo bien que había resuelto los aprietos en los que le había puesto Tai Tzu Ying en el primero).
Dos puntos más de confianza y ya tendríamos «Maestra» del BWF World Tour Finals.
Y en lo particular, de momento, Tai Tzu Ying gana en el head to head. De momento.
En cualquier caso, Tomás y yo hemos concluido en que lo de esta mujer sigue siendo (y será) muy grande. Grande, Carolina, felicidades.
¡Vamos a por la próxima!